Guias para el manejo del C-LDL [1]
Las pautas priorizan la reducción de los niveles de C-LDL 1,2
Las guías de prevención de enfermedades cardiovasculares (ECV) en todo el mundo enfatizan la importancia de reducir los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL-C).1,2 La reducción a largo plazo es un objetivo terapéutico clave, y se recomienda una terapia complementaria a las estatinas cuando sea necesario.1,2
Las directrices de la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Europea de Aterosclerosis establecen:2
Pero demasiados pacientes luchan por alcanzar estos objetivos de C-LDL. 3,4
A pesar de que el 94 % de los pacientes con ECVA están en tratamiento con estatinas, aproximadamente el 80 % no alcanza los objetivos de C-LDL.4
El 50% de los nuevos usuarios de estatinas pueden suspender o tener interrupciones en su tratamiento con estatinas.5
Las pautas recomiendan la terapia combinada cuando sea necesario.2
La ESC recomienda una estatina de alta intensidad hasta la dosis más alta tolerada para alcanzar las metas objetivo de LDL-C. 2 Sin embargo, algunos pacientes no logran esto con la monoterapia con estatinas, momento en el cual se escala el tratamiento.2 Las últimas guías europeas recomiendan terapias complementarias además de las estatinas para ayudar a los pacientes a alcanzar sus niveles de LDL-C lo antes posible.2 Cuando esté indicado, la combinación La terapia de reducción de lípidos debe convertirse en el estándar de atención para abordar el LDL-C elevado.6
Lograr que los pacientes alcancen sus objetivos de LDL C y mantenerlos allí puede ser difícil. 7–9
Los pacientes luchan por alcanzar sus objetivos por múltiples razones:
Eficacia insuficiente de las opciones de tratamiento disponibles
A pesar de que el 94 % de los pacientes con ECVA están en tratamiento con estatinas, aproximadamente el 80 % no alcanza los objetivos de C-LDL.4
Fatiga de la terapia (especialmente para pacientes comórbidos)
El 50% de los nuevos usuarios de estatinas pueden suspender o tener interrupciones en su tratamiento con estatinas.5
Mala adherencia
Los pacientes pueden sentir que la falta de síntomas asociados con el C-LDL alto significa que pueden dejar de tomar sus estatinas.8,10 Los efectos secundarios y los problemas de tolerabilidad, como el dolor muscular, también representan una proporción significativa de pacientes que deciden dejar de tomar estatinas.8,9
Existe la necesidad de nuevas estrategias de tratamiento que tengan en cuenta los desafíos de los pacientes del mundo real.
- Las brechas en el tratamiento permiten que aumenten los niveles de C-LDL, lo que da como resultado una mayor exposición a largo plazo y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares a lo largo de la vida. 3,11
- Evidencia significativa respalda un cambio hacia la reducción de C-LDL antes, utilizando estrategias que consideran los desafíos y comportamientos de los pacientes para reducir su riesgo a largo plazo. 5,11,12
- Sin embargo, esto probablemente requerirá tratamientos con dosis más convenientes que respalden reducciones sostenidas de C-LDL mucho más allá de las visitas clínicas, sin imponer una carga adicional a los pacientes. 11
La conveniencia en la dosificación y la administración es clave para ayudar a los pacientes a controlar su ECVA, especialmente para aquellos pacientes que tienen que lidiar con muchos medicamentos para múltiples afecciones.11
*Este gráfico muestra la relación logarítmica lineal entre las diferencias absolutas en la exposición de C-LDL a partir de diferentes enfoques terapéuticos (después de tener en cuenta la adherencia) y la reducción del riesgo relativo de enfermedad cardíaca durante 5 y 52 años (población general). El impacto de la duración de la exposición en la reducción del riesgo relativo se indica con líneas discontinuas horizontales para una duración de exposición de 5 años y con líneas continuas horizontales para 52 años. El gráfico muestra el impacto potencial de una reducción promedio anual de LDL-C de 39 mg/dL con adherencia perfecta (ARNip, vacunas, edición de genes), el impacto potencial de una reducción promedio anual de LDL-C de 31 mg/dL para anticuerpos monoclonales (mAbs) con adherencia imperfecta, y el impacto potencial de una reducción promedio anual de LDL-C de 23 mg/dL con estatinas.